Viaje a Cobquecura
Ayer lo pase horrible, en cama, estornudando el día entero, con varios paquetes de pañuelos desechable a un lado y una botella de agua al otro. Lo cirto es que no hay mejor forma de mejorar un resfrío de 24 horas que darte un largo paseo de forma que ni te acuerdes que estas resfriado.
Hoy como a las 8 de la mañana se acerca mi papá a mi habitación y me despierta con un “¿cómo estás?, ¿estás mejor como para ir de paseo a Cobquecura?”. Toing!. Lobería, fotos, mariscos, manejar 3 horas en caminos con fuertes curvas, excelente!.
Obviamente está publicada su respectiva galería. Viaje a Cobquecura.
Lo cierto es que me costó levantarme. Aun me dolía la cabeza y no dejaba de sonarme la nariz, que ya tení como Rudolph. Por otro lado, baja de defensas y mi cara parecía un mapa de zona de bombardeo. Pero que va, un buen paseo con mis padres no me lo iba a perder, más aun cuando mi novia esta de paseo por su parte en Buenos Aires, a pesar que solo por una semana no la veré (menos de lo que a veces, estando a dos horas de viaje de su casa, la veo durante la “temporada regular”), el hecho de que esté a unos cuantos miles de kilómetros me hace extrañarla aun mas.
Unas dos horas y media de cerradas y tortuosas curvas y llegamos a Lobería, la primera parada. Era aun temprano en la mañana, asi que había una cantidad bastante grande de lobos aun tomando el sol.
Luego su respectiva parada en la Iglesia de Piedra (donde Mónica se piensa casar con su Rodrigo). Seguimos caminando por la playa hasta que encontramos a un lobo en la orilla, azotado por las olas, aun de pie. Nos acercamos par verlo mas de cerca y nod dimos cuenta que estaba mal herido. La zona en la cual lo encontramos era incluso para un lobo marino, muy accidentada y de seguro había sido azotado contra las rocas. Con mucha pena decidimos con mi papa dejarlo alli, a su suerte. Asi es la naturaleza, tiene sus feas, pero comprensibles formas de mantener el equilibro. Al menos eso dice el Profesor Rossa.
Con bastante pena, dejando al lobo herido a nuestras espaldas continuamos recorriendo las playas de Cobquecura. Playa Mure (sera un diminutivo de “Mugre”?, porque encontre bastante mas basura que en el resto de las playa), unas cuantas fotos desde un mirador y ya se nos había pasado la mañana y parte de la tarde. Hora de comer.
Enfilamos al centro en busca de un restaurant “tipico”. Con esto quiero decir, ni tan arreglado, ni tan rasca. Con que tengan buena comida tipica, pero que no tevayas a encontrar una mosca en la sopa y el tendero te la saque con el dedo.
Luego del suculento almuerzo, el camino de regreso. Yo aun pensando en si debimos hacer algo por aquel lobo herido. Pero en fin, la vida es asi. De todas formas fue un excelente paseo, buenos paisajes, naturaleza, buena comida y a tan solo dos horas y media de mi casa. Se anota para una segunda vez.
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