Hace unos cuantos días, junto a Joshua y Basilio, luego de ir a almorzar al «Treinta y tantos», fuimos a caminar por las facultades incrustadas en los cerros del campus.


El otoño universitario.

Luego de un paseo tan relajante, o te vuelves con mucho ánimo a trabajar, o no te dan ganas de volver más a encerrarte entre cuatro paderedes (o como el caso de Joshua, de tres).

Otras fotografías.