Aventuras noticiosas
Salí al medio día de casa para almorzar con Moni y mientras pasaba por la plaza de armas, un gentío y algunos gritos y aplausos.
Me acerqué para ver de que se trataba y sin darme cuenta sobrepasé la barrera de contención que había dispuesto Carabineros. Me mezclé entre los periodistas y asi pude darme un paseo en el sector vedado para civiles en ese momento, entre una larga hilera de Carabineros apostados frente a la Intendencia regional y la barrera de contención en la vereda del frente.
Ya con mejor vista del movimiento me percaté que se trataba de una protesta estudiantil (o «movimiento» como prefieren decirles) organizado por mil y una organizaciones, centros, «cordones» (que están muy de moda) y otros a la cual asistieron los mismos de siempre, frente a las propuestas de ley que les desfavorecerían (privatizaciones de deudas entre ellas).
Más tarde y luego de almorzar con Moni, junto a Andrés decidimos dar un paseo por la Universidad de Concepción, olvidando por completo que era «día crítico».
Llegamos al Campus y lo primero extraño, una muchedumbre en el Foro y tres ruidosos en una batucada. Seguimos adelante y entremedio de ramas y hojas a lo lejos veo un grupo de Carabineros correteando estudiantes por el frente de la Biblioteca Central. Decidimos seguir, pero esta vez por el medio del césped central, mala idea.
A medida que nos acercábamos a la Biblioteca comenzaron a picarnos los ojos, por lo que decidimos atravesar por una sección pavimentada del césped, otra mala idea. El dolor de ojos se hizo insoportable y a eso le sumamos una picazón en la nariz y dolor de garganta. Habíamos atravesado por encima de donde cayeron las primeras bombas lacrimógenas. Al cabo de cinco minutos ambos llorábamos desconsoladamente y nos sonábamos la mucosa nariz junto al edificio Virginio Gómez.
Nos quedamos para ver hasta dónde llega la incivilización humana, no sin antes tomar unas cuantas fotografías de la acción.